martes, 24 de julio de 2012

¿Ha muerto la democracia?


Lamentablemente ayer oí una frase que nunca me hubiera gustado oir. Ha tenido el dudoso honor de pronunciarla el ministro De Guindos. Ha dicho lo siguiente:

"El planteamiento de los mercados es irracional, de extremo nerviosismo y no puede ser abordado por los gobiernos europeos".

¿Cómo que no puede ser abordado por los gobiernos europeos? ¿Y quién va a parar al insaciable monstruo engullegobiernos que es el mercado? ¿Acaso estamos esperando a un San Jorge que, con su lanza, atraviese el corazón del dragón?

En serio, ¿no se puede hacer nada? Señor De Guindos, ¿nos estás diciendo que no podemos controlarlo? ¿Es él el que nos controla a nosotros? ¿Y ya está? ¿A dormir tranquilamente a ver si mañana todo mejora? ¿No estamos en un mundo donde el hombre es dueño de sus actos, donde nace libre y se le garantizan unos derechos y unas libertades?

Amigos míos, resulta que lamentablemente parece que esta vez tiene razón (aunque me hubiera gustado que no la tuviera). El pasado 20 de Noviembre hubo elecciones generales en este país. Los partidos políticos nos propusieron sus programas y nosotros decidimos quien afrontaría mejor la crisis (la crisis entre otras cosas, pero las elecciones se adelantaron precisamente por ese motivo). A estas alturas ya nos hemos dado cuenta del valor de la palabra dada por el partido que gobierna (seguramente otro partido habría padecido lo mismo). La excusa era la herencia recibida (muchas veces autorecibida por parte de las comunidades autónomas donde hace muchos años que gobierna). Que tienen parte de razón, seguro, que toda, en absoluto. Pero parece que esa excusa se va apagando y ahora sale el verdadero motivo, alguien es el que dicta las normas, es él, el innombrable, el mercado. Resulta que lo dice el partido más proclive a defender las tesis de la no intervención, del laissez faire. Ese 'ente' que, en teoría se autoregula, y ante el que no podemos hacer nada, ese 'ser' irracional que no conoce más amigo que la avaricia y que siembra el caos en cualquier lugar ¿Estamos ante la perfecta encarnación del mal? ¿Del anticristo? ¿La bestia? Es capaz de derrocar gobiernos, de imponer leyes y tiene unos lacayos que lo defienden y lo ensalzan ... algunos harían cualquier cosa en su nombre.

Con todo esto no quiero decir que habría que ir hacia una sociedad comunista en la que todo esté controlado por el estado. Tanto me da que me da lo mismo.

Ahora es 'él' quien nos impone su ley, o por lo menos es lo que se nos dice. Y se dice sin ningún pudor ... Porque si fuese un país o serie de países quien nos dijesen lo que tenemos que hacer ¿cómo lo llamaríamos? Si se imponen políticas desde fuera, si se le exige a un país soberano (que ha elegido a sus gobernantes con unos programas políticos determinados) que realice esto o lo otro, entonces el que gobierna es el otro ... ¿Cómo se llama esa situación política - económica - social? Italia no ha elegido a su presidente, Grecia fue presionada hasta la extenuación, incluso con amenazas, para elegir un presidente "amigo". Han caído otra serie de gobiernos por la crisis. Sólo Francia parece que va en contra. Me da la impresión de que estamos en un país invadido que no es dueño de su futuro y del que sólo podemos ser testigos de excepción.

Pero seguro que a nadie se le escapa que a algunos países les va bien, que disfrutan de buena salud económica, que defienden que han hecho lo que se les pedía (como el niño obediente) y que ahora no quiere ayudar al malo, al que no hizo los deberes cuando debía. Claro, pero cuidado, hoy han llegado sus amigos, las agencias de calificación y ... ¡Sorpresa! Han amenzado con bajar la calificación a alguien, pero esta vez a la intocable Alemania, junto con sus amigos Holanda y Luxemburgo. ¿Y ahora que pasará si la todopoderosa Alemania empieza a sufrir las embestidas del 'monstruo'? ¿También se doblegará a las exigencias de éste? ¿No hay nada ni nadie que lo pueda parar?

¿Ha muerto la democracia? ¿Ha sido asesinada?

¿Quién o quiénes son o forman el mercado? Otro día hablaremos de eso.

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